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#MementoMori

Instalación / Museo de Bellas Artes 13 Bienal de Artes Mediales

Abiertos estamos a una permanente interacción de nuestros cuerpos con el tiempo histórico que habitamos, fuerza inquietante que nos arroja a sus límites a través de una red de preguntas e interrogantes. Doble movimiento donde la pregunta por nuestro presente retorna como una incertidumbre con respecto a nosotros mismos y a nuestros muertos, a los modos de sentir, ver y pensar, a la historia que fuimos, al impasse referencial que nos fragiliza hasta el agotamiento, hasta la muerte, y frente al cual quedamos expuestos entre la inmovilización nostálgica y una vibrátil capacidad de reinvención permanente.

“#MementoMori” expresa ese punto de inflexión y de interrogación donde los recursos de los que usufructuamos cotidianamente para adquirir sentido se agotan y pierden cualquier tipo de potencia con respecto a nuestros deseos vitales presentes. Momento/memento donde la brújula rehúsa el norte, la deriva ingravitatoria nos recorre, no hay molde ni representación, ni medida ni propiedad en aquello que hasta ahora constituía nuestro régimen de certezas, nuestra memoria posible. #MementoMori vuelve intempestivamente a recordarnos la inminente desolación que pasa la cuenta a todo aquello que tiende a preservarse y conservarse más allá de su tiempo, no obstante en el presente yace inmunizada de su vital potencia destructiva, amparada hoy en día en una codificación tecnológica que permite que el halo siniestro y también revolucionario que sacudía las seguridades de la oligarquía imperial romana hoy se estrelle frente a palacios de gobierno y museos con la bravura impasible de un ornamento, con la circulación expansiva e infinita de la acumulación de valor, de la memoria como mercancía.

Frente a este contexto, #MementoMori, permite ensamblar dos tiempos vertiginosos, el de la serialización de Lincoln y la presencia ausente en la frase de un desaparecido, donde la potencia destructiva de la muerte acontece estetizada por una tecnología político-funeraria capaz de conservar moldes de una memoria sin presente, rostros sin capacidad sensible, nombres sin cuerpo, fuerzas ausentes desprovistas de cualquier tipo de presencia. Dos vidas, que a su vez, son dos modos de morir, los cuales afrontan la erosión viva de la memoria, el desgaste del molde, el vaciamiento del museo, donde historia y técnica se incrustan de frente a la muerte deviniendo tecnología de olvido: molde-mausoleo-museo-muro-hashtag. Molde de preservación que es de acumulación, así como el rostro de la democracia se vuelve el nombre de la destrucción tal cual fisura ruinosa o grieta sobreviviente de un pos-terremoto, y el hashtag un barómetro de presencias virtuales neutralizadas en su capacidad de preguntar por la demasiado actual condición robótica del obseso, del muerto, del desaparecido, de lo sido, del amigo. Monumentalización y hashtificación que ponen en circulación restos de memoria desactivados de toda capacidad de propagación y conexión sensible con su presente inmediato, moldes seriales condicionados a preservarse como los nombres propios de una empresa abocada a la gestión de la ausencia, a una mnemotécnica cibernética de la desaparición. Frente a la técnica de modelación serial y a una desensibilización con lo sido, “#MementoMori” asume el coraje del desafío, preguntándonos por la capacidad colectiva de construir una memoria inasible por las máquinas de olvido, cuerpo anónimo dispuesto a nombrarse en movimiento, donde la memoria colectiva experimenta con devenir ceniza antes que hashtag. Con la arbitrariedad vital de quien invoca el hastío frente a la semántica del consenso, demasiado moderna del museo, demasiado cibernética del hashtag,“#MementoMori” es un artefacto estratégico, tecno-chamánico, para preguntar por nuestros muertos, como por las grietas de todo monumento: por las posibilidades de una desprogramación del algoritmo del consenso con el que se reorganiza la desaparición por saturación en la denominada infoesfera global. Con esto, #MementoMori, incrusta una pregunta por la amistad con un desaparecido, amigo, extrayendo del sepulcro virtual de Facebook una frase que recuerda una presencia ausente, enfriada como cifra olvidada en el seno de la narco-guerra y que hoy vuelve a invocar la serialización de Lincoln en cada rincón y en cada muerto que deja la bullada “Guerra contra las drogas”. Un gesto amistoso, irónico y suspicaz, que pretende excavar en el museo así como en la infoesfera, en homenaje a las madres de los desaparecidos en las montañas, a la búsqueda del cuerpo/de la memoria/de la presencia del amigo caído y desaparecido en nombre del molde democrático imperial, a la vez sucumbido en la saturación virtual del nuevo cementerio global cibernético.

#MementoMori es entonces una pregunta por los límites de la memoria hoy en día, por las presencias ausentes y las memorias inquietas que no caben en la circulación panóptica del hashtag y son rayadas inagotablemente sobre los rostros pálidos, demasiado frígidos de la monumentalización. Un rayado en el museo que estratégicamente es apaciguado por un hashtag, abriendo paso a una posibilidad an-arqueológica intermitente, inminente e inmanente de hallazgo de una memoria borrada en medio de un contexto global de desaparición, ya sea por orden de museificación o hashtificación, y donde las relaciones y encuentros, rincones y talleres, persas y plazas que lo traman previo a su exposición en el museo intentan componer una nueva capacidad de rastreo, de sensaciones, de invocaciones, estallidos, troquelados, pirateos, plagios monumentales, capaces de vitalizar las memorias anónimas en medio del molde que ya no puede más que reproducirse muerto.

Curadora: Mariagrazia Muscatello

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